Aire contaminado y coronavirus: riesgo por aumento de las enfermedades respiratorias

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Aire contaminado y coronavirus: riesgo por aumento de las enfermedades respiratorias

La crisis mundial por el virus COVID-19 ha hecho que se detenga o replantee el curso normal de los procesos cotidianos: la educación se transformó (a

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La crisis mundial por el virus COVID-19 ha hecho que se detenga o replantee el curso normal de los procesos cotidianos: la educación se transformó (al menos por el tiempo que dure el decreto del aislamiento obligatorio) a la virtualidad, los empleos se modificaron para realizarse remotamente desde las casas, las industrias cerraron y los carros dejaron de circular por las calles, todo esto como medida de seguridad ante la inminente propagación a toda velocidad del coronavirus.

La sintomatología de este virus, que se ha extendido por 181 países con más de 338.300 casos confirmados, contempla fiebre, tos, dolor de garganta y dificultad para respirar, lo que empeora la situación para las personas que viven en ciudades con altos grados de contaminación del aire.

De acuerdo con Luis Felipe Silva, doctor en medio ambiente y recursos naturales, adscrito al Departamento Civil y Ambiental de la Universidad de la Costa, “las brisas dispersan la contaminación ocasionada por diversos factores como la emisión de combustibles de los buses y carros. El diésel es un combustible muy sucio, mucho peor que la gasolina o que el etanol. Aunque en Barranquilla hay mucha brisa, la contaminación no se queda concentrada donde hay trancones sino que se expande por toda la ciudad y sus alrededores”.

Indica que si la gente ya tiene problemas respiratorios debido a la inhalación de bioaerosoles como hongos o bacterias, cuando hay un virus como el COVID-19 estos se incrementan por las brisas de Barranquilla, ya que el suelo está altamente contaminado.

“Se tiene registro de que cuando se aumentan las brisas en la ciudad las personas presentan más enfermedades respiratorias, debido a la inhalación de partículas ultrafinas como las arcillas que tienen la capacidad de absorber muchos metales peligrosos como el cadmio, arsénico y otros elementos altamente tóxicos, que cuando llegan a la torrente sanguínea aumentan los riesgos de letalidad”, señala el experto.

Por esta razón existe la preocupación con la población vulnerable: adultos mayores de 50 años y aquellos que tienen debilidades respiratorias.

En los últimos años, investigadores de la Universidad de la Costa, en colaboración con la Universidad de Cartagena, Universidad del País Vasco (España), la Universidad Federal de Río Grande do Sul y la Universidad Federal de Santa María, la Universidad de São Paulo (Brasil), han realizado diversos estudios enfocados en la calidad del aire en Barranquilla.

Sus investigaciones indican que las lluvias suelen “bajar” más de 90 % la contaminación de la atmósfera, pero que esa contaminación que no se va al Río Magdalena o las aguas subterráneas, por lo general queda acumulada en los suelos y es resuspendida por las fuertes brisas. “Nos sorprende que con tantas personas que sufren de enfermedades respiratorias no haya sido desarrollado un buen estudio en cuanto a los contaminantes del suelo en conjunto del aire, esto constituye un tema de salud pública”.

En la investigación, denominada ‘Determinación y distribución espacial de metales en muestras de polvo urbano de la ciudad de Barranquilla’, se pudo evidenciar que hay altos niveles de plomo, cadmio, arsénico y otros elementos altamente tóxicos, según las pruebas de toxicologías realizadas.

“Quisimos mirar la calidad ambiental de la ciudad y el impacto que podrían estar generando las emisiones de diferentes actividades antropogénicas (industria, tráfico urbano, construcción, minería). Debido a que los contaminantes que son liberados en el ambiente pueden mezclarse con partículas del suelo, logran depositarse en el área urbana en forma de polvo, lo que representa un riesgo potencial para la salud pública y de los ecosistemas” indica Osorio Martínez, Magister en Biotecnología de la Universidad de Córdoba.

Silva indica que es importante que la comunidad conozca cómo está la calidad del aire, especialmente del polvo resuspendido por las brisas, para que se tomen cartas en el asunto como medidas de mitigación que se puedan implementar en Barranquilla. «Esto va a permitir mejorar la calidad de vida, la salud y bajar los costos que tiene la ciudad por problemas respiratorios como el asma o las alergias, además de buscar disminuir los riegos por el coronavirus».

*Imagen tomada de internet .

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