La Sociedad Internacional de Trastornos Bipolares proclamó el 30 de marzo para conmemorar el Día Mundial del Trastorno Bipolar, una enfermedad mental
La Sociedad Internacional de Trastornos Bipolares proclamó el 30 de marzo para conmemorar el Día Mundial del Trastorno Bipolar, una enfermedad mental que causa en el paciente cambios abruptos de comportamiento, en honor al natalicio del pintor Vincent Van Gogh, quien póstumamente fue diagnosticado con este padecimiento.
Los pacientes que padecen este trastorno, por lo general, pueden pasar de una depresión severa a episodios de euforia de forma constante y casi que simultánea, pero se debe tener en cuenta que no todos la manifiestan de la misma forma, pues existen diferentes subtipos.
Es por ello que un grupo de investigadores de la Universidad de la Costa, entre los que se encuentra Eileen García Montaño, magíster en psicología, llevó a cabo un estudio para la creación de un instrumento de medida que permite la evaluación de alteraciones del estado del ánimo de una manera funcional, teniendo en cuenta las necesidades tanto diagnósticas como investigativas, que se encuentra validado para población colombiana.
“Esta necesidad de desarrollar el instrumento nace de evidenciar que,aunque se han mejorado los criterios de diagnóstico y se ha logrado identificar la presencia de subtipos más específicos dentro de los trastornos afectivos, las escalas disponibles no evidencian esta evolución en la comprensión del fenómeno”, explica la investigadora.
Para la investigación, titulada ‘Escala Multidimensional de Trastornos Afectivos (EMTA): generación de indicadores psicométricos y escalas normativas de uso clínico’, se trabajó con 60 pacientes de entre 37 años que reportaron en su historial clínico un diagnóstico de algún subtipo de Trastorno del Estado de Ánimo, a los que se les aplicó la escala, que consta de 68 ítems distribuidos en las dimensiones: tristeza, irritabilidad, ansiedad, agitación, inhibición, excitación, euforia y cognición.
Los resultados obtenidos les permitieron a los investigadores generar indicadores psicométricos como la fiabilidad, validez y consistencia interna; además, se desarrollaron escalas normativas para cada dimensión, lo que permitirá a los profesionales de la salud mental una evaluación más detallada y precisa de los síntomas presentados por los pacientes.
“EMTA resultó adecuada para garantizar la calidad de los datos derivados de su evaluación y el impacto de sus mediciones, incluso puede realizar aportes a la evaluación dimensional, tipo de evaluación que ha sido ampliamente propuesta por autores como De-Dios, Goikolea, Colom, Moreno y Vieta. En este sentido, se destaca su tutilidad para entrar en ese grupo de instrumentos de evaluación para diversos dominios psicopatológicos, transversales a distintas categorías diagnósticas, como complemento de la realización de un diagnóstico categorial inicial o bien para colaborar en el seguimiento terapéutico”.
García, quien está orientada al trabajo desde la psicología clínica en procesos de evaluación e intervención, así como en la ejecución de proyectos para el abordaje de trastornos del estado de ánimo y la salud sexual y reproductiva, sugiere para las fases siguientes del estudio de la EMTA, u otras investigaciones orientadas a sus fines, propender a la revisión de la escala con pacientes con diagnósticos de trastornos afectivos, especialmente de cuadros bipolares, para superar las dificultades menores del auto reporte.
“Se considera importante realizar ajustes de los ítems de menor correlación y verificar los indicadores de la nueva versión; ampliar la muestra a nivel nacional que permita la estandarización de la EMTA y finalmente transcender en otros contextos mediante estudios transculturales que posibiliten obtener información sobre indicadores psicométricos en diferentes poblaciones”.
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