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La televisión comunitaria: un espacio para reconocernos y construir paz

El investigador Juan José Trillos hizo un estudio de la participación ciudadana en los canales comunitarios del departamento del Atlántico, constatan

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El investigador Juan José Trillos hizo un estudio de la participación ciudadana en los canales comunitarios del departamento del Atlántico, constatando la falta de apoyo económico por parte del Estado.

Hace muchos años los colombianos no nos conocíamos. Había un centralismo cultural en el que las regiones que no estuvieran cercanas al altiplano cundiboyacense no se identificaban, y no había un reconocimiento consciente del otro, según cuenta el investigador Juan José Trillos, doctor en ciencias humanas. Fue cuando el general Gustavo Rojas Pillina inauguró la televisión en el país, y muchos años después, cuando surgieron los canales regionales, que cambió el panorama.

“Cuando tenía 17 años estaba en Bogotá con otros costeños en un supermercado, nos rodearon unas muchachas de un momento a otro. Cuando preguntamos qué pasaba, ellas dijeron que se habían quedado a escucharnos porque hablábamos chévere, muy bonito. En ese momento lo pensé como una anécdota más, pero fue con los estudios sobre autores como García Canclini, Jesús Martín Barbero y Silva, que profundizan en la cultura de América Latina, que me di cuenta de que en realidad no nos conocíamos antes de que llegará la televisión», comenta Trillos.

Señala que entendió que Colombia es un país multicultural y pluricultural, y que la televisión fue creada para dar una respuesta a una interculturalidad en un país, no en una nación. “Colombia no es una nación, porque tiene diferentes culturas. Podemos llamar nación a Alemania, a los judíos o a los wayú, porque, además de tener la misma lengua, tienen una sola cosmogonía, una sola religión, etcétera; su interpretación del mundo es la misma».

El reconocimiento de la importancia de la televisión, sobre todo de los canales comunitarios, fue lo que hizo que trabajara con la experta en producción televisiva Maryori Amaya, “una de las personas que más sabe de este tema en Barranquilla”, para determinar cuál es el estado actual de la televisión local. “La televisión fue mi primer amor en la vida intelectual. Maryori tiene un recorrido destacable como productora y directora de canales, entonces le planteé hacer este estudio en el marco de su maestría”, agrega Trillos, profesor de Comunicación social y medios digitales de la Universidad de la Costa.

Su artículo, titulado ‘La participación ciudadana en la televisión comunitaria del Departamento del Atlántico’, publicado en la Revista Opción, se desarrolló en el marco del estudio de la maestría en Ciencias de la comunicación de Amaya, en la Universidad del Zulia. Su objetivo fue investigar cuántos canales comunitarios hay en el departamento del Atlántico, si están funcionando y cuál es su panorama actual. “Analizamos la participación ciudadana en los canales. Elaboramos un cuestionario con 75 sujetos, aplicamos la Escala de Likert para poder procesar esta información y el programa Spss versión 19 con una triangulación teórica”.

En esta investigación, los autores constatan que cuando la televisión regional apareció, hace aproximadamente 30 años, ayudó, en primera instancia, a reconocer las diferencias y similitudes de los colombianos en diferentes regiones. Trillos afirma que luego los canales centrales se dieron cuenta de que necesitaban aprovechar esa coyuntura y culturas y empezaron a hacer novelas de las diferentes idiosincrasias.

“Recuerdo que Gallito Ramirez fue una de las más vistas y que permitió al resto de los colombianos enterarse de que habían costeños. Pero fue a través de la Constitución Política de 1991 cuando se propuso crear unos calanes locales comunitarios que permitieran a la gente poder exponer problemáticas de organización política, como por ejemplo: el tema de las basuras, del agua, de la luz, de que se taló un árbol en la plaza principal sin permiso, entre otros. Pero además las gentes de los pueblos necesitaban visibilizarse, en la manera de pensar de sentir y de vivir”.

El investigador comenta que, a raíz de este estudio, evidenciaron que el “grave problema” de los canales comunitarios comenzó debido a que los dineros con los que se financiaban eran suministrados solamente cuando habían campañas políticas a la alcaldía, gobernación e incluso a la presidencia.

“La crisis de la televisión comunitaria parte de que en cada uno de los municipios se ha roto la comunicación política entre los gobernantes, los empresarios  y la gente. Estos canales existen de alguna manera para unir en la comunión de las cosas que no son afines y distintas. Claramente todo funciona con dinero y estos nacieron sin músculo financiero”, explica Trillos.

De acuerdo con la investigación, a lo largo de su historia, los canales comunitarios han tenido un enemigo grande: una política de abandono y los canales privados ubicados en la capital del país, que, de alguna manera, han podido financiar a aquellos congresistas que han sesgado las posibilidades de que los comunitarios reciban recursos para funcionar.

“Todo queda reducido a que, si bien son muy importantes, no tienen dolientes. Quiero resaltar que en esta época de elección, los dirigentes deberían actuar para que se pueda legislar una política de financiamiento del Estado para esos canales comunitarios, porque la televisión puede servir para que se aumente la participación ciudadana y se reconozca culturalmente como parte de algo”, agrega Trillos.

Durante su estudio, Trillos y Amaya se entrevistaron con los diferentes actores de los pueblos, que en algún momento fueron participes de la televisión comunitaria, aplicándoles un cuestionario que fue llevado a una triangulación teórica para la obtención de resultados.

“Se pudo concluir que muchos municipios del departamento del Atlántico, desde el punto de vista del urbanismo, del trazado de las calles y de los servicios públicos están abandonados. Entonces, si hay un abandono en esto, ¿qué se deja para los canales de televisión comunitaria? Esta petición que hacemos, de un presupuesto estatal para oxigenar eso canales, se debe legislar. Si no, no va a ser posible que esas comunidades puedan construir la paz a través del buen uso de los instrumentos de comunicación”.

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