HomeComunicación Social & Medios Digitales

Cánticos de vaquería y otras tradiciones de Santa Ana, en riesgo de perderse

Álvaro Acevedo trabajó con otros investigadores para establecer los elementos culturales del municipio. En el municipio de Santa Ana, así como en

¿Son dañinos y se consideran un peligro de adicción para quienes los consumen?
¿Un videojuego puede predisponer tu opinión frente al otro?
En video| El animé como lienzo para analizar las tensiones entre prácticas epistémicas ancestrales y tecnocientíficas

Álvaro Acevedo trabajó con otros investigadores para establecer los elementos culturales del municipio.

En el municipio de Santa Ana, así como en todos los de la Región Caribe, el patrimonio cultural es la esencia de su gente. Allá, en ese pueblo caliente del Magdalena, las vacas son arriadas al son de los cánticos de los vaqueros, hipnotizadas por sus voces como las ratas de Hamelín, que siguieron al flautista fuera del pueblo. Esa tradición de guiar al ganado es reconocida por los santaneros como parte de su inventario cultural.

Así como esta manifestación cultural, la zafra, que son los cantos que exclamaban los esclavos dedicados al corte de la caña de azúcar y que todavía hoy siguen vivos entre el campesinado, es reconocida por los habitantes del lugar. Esto lo demuestra el artículo ‘Inventario participativo del patrimonio cultural y material del municipio de Santa Ana, Magdalena, Colombia’, en la que los investigadores Álvaro Acevedo, Raiza Llinás y Danny Martínez hicieron un recorrido, junto con los santaneros, por el acervo cultural del municipio.

“Los inventarios participativos son una metodología que el Ministerio de Cultura utiliza para hacer unos registros del patrimonio cultural material e inmaterial de las comunidades en Colombia. En esta actividad se vincula a las comunidades en su constitución, no solamente es que los expertos en patrimonio vayan a los lugares e identifiquen lo que es el patrimonio cultural inmaterial, sino que en conjunto con la comunidad se hagan talleres en los que las personas planteen cuáles consideran, desde su tradición, que son los elementos que deberían estar en el inventario”, explica Acevedo, profesor de la Universidad de la Costa.

En esta investigación plantearon una metodología de talleres participativos, en los que la etnografía fue fundamental, pues fue necesario desplazarse hacia el campo para poder identificar de primera mano los componentes. “Se contemplaron entrevistas abiertas o semiestructuradas, la observación participante, conversaciones con las comunidades y con los líderes de cultura. En cada pueblo generalmente hay personas que, aunque no sea de manera oficial, son reconocidas como referentes”.  

Fueron tres meses en los que los investigadores lograron identificar diferentes representaciones culturales, además de los cánticos de vaquería y la zafra, que son muy valiosos y contribuyen a la economía, como el Carnaval del Río de Santa Ana, “que tiene unos componentes como la danza de los gallegos, en la que los hombres se disfrazan en forma de burla a esa institucionalidad para mofarse del español que de alguna manera tuvo un poder en el proceso de la colonia”.

De acuerdo con los habitantes del municipio, otro elemento que está dentro de esa manifestación cultural es la música de banda, que al son del redoblante, gaita, trombón y otros instrumentos alegra las fiestas patronales de la señora de Santa Ana, muy reconocidas en la región. “Esta es una fusión entre los instrumentos occidentales españoles con la forma en la que los músicos tradicionales lo hacían”.

Las cumbias decembrinas, la talabartería –arte de hacer zapatos y accesorios en cuero– y el proceso para hacer casabe también hacen parte del reconocimiento de los santaneros por su tradición. “El patrimonio no es el casabe, que es una arepa a base de yuca, sino las técnicas de preparación alrededor, pues es lo que hace que se pueda conservar una historia y una tradición de generación en generación”.

Acevedo comenta que en este proceso de estudio, muchos de los elementos culturales que mencionaron los habitantes en los talleres no quedaron en la lista final debido a que, aunque la gente los reconocía como tradicionales, no cumplían con los parámetros que el Ministerio de Cultura tiene para identificarlos como bienes de interés cultural.

“Hay dificultades que giran alrededor de cómo se construye un patrimonio, pues este es estático, y se debe demostrar que hay una tradición ancestral, pero la cultura es dinámica, no se detiene, no está metida en un frasco. La gente sigue cambiando y teniendo contacto con otras culturas para enriquecer la propia. Hubo unas tensiones en las que las manifestaciones tenían otras influencias, entonces ¿hasta qué punto los inventarios demuestran la cultura más allá de algo material, cuantificable y palpable?”.

Los investigadores enfatizan en que esta forma de esquematizar la cultura es una de las problemáticas del proceso, pues hay muchos elementos que ponen en riesgo este patrimonio. “En el caso del canto de vaquería, el hecho de que haya tantas motos ha hecho que los vaqueros ya no vayan a caballo sino en el automotor, con un ruido diferente que no permite cantar”.

Otro elemento que pone en riesgo el inventario de patrimonio es la incursión de nuevos ritmos musicales, pues  “los jóvenes ya no quieren la música de banda, que les parece antigua, sino la champeta, el reguetón. Eso no está mal, lo que se les debe enseñar es a valorar la tradición para que no muera”, agrega Acevedo.

Este artículo demuestra que las transiciones culturales sí afectan la tradición, porque la manera en la que se identifican los nuevos miembros de las comunidades requiere unos elementos que tienen que llegar desde lo histórico, y al haber una revolución se pierde la tradición. “Por eso es necesario lograr articular lo pedagógico con las dinámicas culturales. Que a los chicos en la escuela se les enseñe que hay una tradición cultural propia del municipio, valiosa e importante, que requiere ser mantenida en el tiempo, y que a pesar de que lleguen otras dinámicas no se vea afectada”.

COMENTARIOS

SUSCRÍBETE AL NEWSLETTER